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  • Foto del escritorevapulido69

El pueblo

La fuente


La chacha Gonzala vigila detrás del portillo la fila de cántaras y botijos,

- y mira que no hubo vecino que diera queja a lo del pantano, y que tiempo les faltó a los de la puebla baja, pa coger los bártulos y venirse, y que si casas buenas dejaron pa presumir de moderneces, que en el pueblo, ni están bien vistas, ni lo van a estar.

La Josefa corta la letanía de su suegra, - que paqué tanto madrugar si no tiene usted más que cuidarse de corrientes, que si no se maree usted mas con cuitas que ni le van ni le vienen y que tire usted padentro que las sopaipas frías no valen ná.

Primero acabó el trabajo en el campo, después los contratos en la presa y llegó el agua corriente y la incertidumbre a los de siempre.

-poco dura la alegría en casa del pobre, ahora que sacábamos la cabeza Pepe ¡ que vamo hacé Dios mío! , ¡Manuela! tira pa la fuente, que el cojo asoma ya por la solana, ¡ea! una pata de palo y trabajo pa to la vida. El ruido del manojo de llaves al cinto de Silverio el cojo, anuncia la hora de abrir la fuente y de que las mozas se vayan arrimando al cacharro que les guarda el turno en la lastrilla.



El novio


Manuela es guapa y mujerona como todas las de su familia, ya es capaz de llevar las cosas de la casa como corresponde a una muchacha de quince años. Cuando padre y madre van al picón o al corcho, ella briega con la chacha, la comida y los animales. En los fuegos de la Virgen, el mayor del pasos largos le habló para salir y si los chismes del pueblo no le espantan el pretendiente, en la Candelaria vendrá para pedir la puerta.

- Mucho volante gastas tú pa venir a la fuente, Manuela -, le dice la Mari, la de la Eduvigis,

- Pendiente estoy de ver que te pones entonces pa la misa de Domingo , de mínimo sacas los encajes delajuá. - apuntilla la niña de los faisanes.

Ginés es buen partido para la Manuela. Hace ya un par de años que su familia se trasladó a la capital, para que el padre trabajase en los albañiles y él estudia el bachillerato en el nocturno.

Sube al pueblo para verse a escondidas con la Manuela cada vez que puede, unas veces en el coche correo, otras haciendo dedo y alguna vez, hasta ha llegado a subir en bicicleta. No hay nada que le aparte el pensamiento de su Manuela, ni siquiera el sorteo de quintos que se le viene encima en unos días. Ginés reniega del pueblo y su ilusión es volver un día a pasearse por la calle Mayor en un buen coche, para que revienten de envida todos los que esperan que fracasen en la capital.



Padre


Apoyando los codos en las rodillas, Pepe fuma su cigarrillo sentado en el robusto taburete de madera de chaparro. Mira el hueco vacío de la chimenea como si la candela ardiese y el humo que le sale por la nariz, sube aspirado por el negro chupón.

- ¿que es un hombre sin tarea?, ná -, se responde para adentro, ¿que es un hombre sin su casa?, ná, ¿y sin su raí?, na de ná. Hace días que ya tomó la decisión de aceptar el trabajo de peón que su cuñado le buscó en la capital, pero sabe que cuando deje el pueblo, su huerto y su monte, pasará de ser un sabio de campo a un aprendiz de ciudad y a su edad, eso no es buen trago.

Y la Josefa vuelta a lo suyo, - que si deja ya de echá humo, que si como te encuentre er tabaco, Pepe, no te lia ni uno ma, que si vete a por la chacha que va a coger lo que no tiene-

-¡ea! ya va ya va mujer.






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